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¿Qué son las políticas de lectura?

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En el estudio sobre Lectura, escritura y desarrollo en la sociedad de la información1 dedicamos muchos espacios a hablar sobre cómo son (o deberían ser) las políticas de lectura. Para Jesús Martín Barbero este era un tema central. A continuación, reproducimos algunos apuntes del informe final.

Es crucial que los políticos entiendan que…

– Hablar de políticas de lectoescrituras dirigidas a los ciudadanos de cualquier edad y condición no es hablar de enseñarles a leer y a escribir (o no sólo eso) es hablar de la creación de espacios y medios en los que puedan contar su propia historia.

 – Pensar los tiempos en las políticas no es lo mismo que pensarlos en las culturas: las políticas culturales sólo perviven, sólo dan todos los resultados, si se insertan en las memorias y en las experiencias sociales de las comunidades y las personas.

 – Las políticas de lectoescrituras tienen que ser reconocidas como parte fundamental del bienestar social y de la calidad de vida colectiva: hay que repensar el sentido de estas culturas como motor de la inclusión, cohesión social y como forma de participación ciudadana.

 Por eso, necesitamos cambiar…

– Los tiempos. Diferentes de los tiempos mediáticos, tienen que formar parte de vida de las personas.El tiempo de leer, investigar, saber, construir conocimiento no es el tiempo de Twitter ni de los relatos audiovisuales

– Los actores. Acercar las iniciativas, personalizarlas, transformarlas en propias. Pensar, adaptar iniciativas para Pablo, Laura, Marc, Joan, Maria…

 – Los resultados. Revalorizan el papel de la familia y de los ciudadanos, la plantea como comunicación cotidiana en contextos reales, transforma los aprendizajes escolares en reales.

Porque las políticas se concretan para unos ciudadanos que…

– Se construyen como personas, más allá de la etiqueta que el entorno social o los medios de comunicación o las estadísticas les han dado.

– Recuperan su nombre más allá de su enfermedad, de su participación en una guerra, de que habiten en un barrio marginal, etc.

– Salen de las páginas de política, de sucesos o de violencia y recuperan su nombre y apellido, sus orígenes, su familia, su sitio en el mundo.

– Aprenden a entender sus acciones y sentimientos para poder explicar a sus hijos, a sus familias, pero también a su país -y al mundo, gracias a Internet- sus vivencias, su opinión o su forma de construirse como personas.


(1) Martín-Barbero, J. y G. Lluch (Elaboración y redacción) (2011): Lectura, escritura y desarrollo en la sociedad de la información. Bogotá: Cerlalc y Unesco.

 

 

 

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