Cuando hablamos de prácticas de lectura el nombre de Delia Lerner es una cita obligada. En el libro Las TIC en la escuela. Nuevas herramientas para viejos y nuevos problemas (1) pueden encontrar una entrevista donde habla sobre el desafío que la incorporación de las TIC en el aula significa para las prácticas de lectura y escritura. A continuación, comparto con ustedes algunos de los fragmentos que he subrayado. Primero, una realidad…
La escuela tiene como propósito formar lectores y escritores que puedan participar como tales en las diferentes esferas sociales en que actúen. Como las prácticas sociales de lectura y escritura están hoy penetradas por las nuevas tecnologías, la escuela sólo podrá cumplir el propósito enunciado si ofrece oportunidades de ejercer esas prácticas tal y como se desarrollan fuera de ella […]. Como la escuela tiene que adecuarse a las demandas sociales y como las nuevas tecnologías han llegado para quedarse […] su inclusión en la escuela parece ineludible.
Segundo, una preocupación:
En una institución en la que lo más frecuente ha sido que todos los alumnos lean el mismo texto al mismo tiempo y que el docente los oriente hacia una única interpretación, ¿cómo asimilar una herramienta que permite a los niños acceder por sí mismos a una multiplicidad de textos? ¿Será posible generar las condiciones para que ellos puedan elegir buenos textos sin que esto signifique que el docente renuncie a sus atribuciones y a su responsabilidad?
Tercero, un desafío:
La computadora ha sido una intrusa en diversos lugares de trabajo, porque ha obligado a producir fuertes cambios en los procedimientos y porque ha contribuido a generar desempleo. La escuela, que es también un lugar de trabajo no está exenta de este riesgo: las costumbres didácticas que han echado raíces en ella se ven sacudidas por la invasión virtual.
Cuarto, una necesidad:
La incorporación de las nuevas tecnologías a la enseñanza, lejos de lograrse mágicamente a partir de la llegada de las computadoras, es un proceso que se desarrolla con el tiempo, que avanza en la medida en que los integrantes del equipo escolar lo conciban como una responsabilidad compartida y que requiere no sólo acompañamiento cercano a sus colegas por parte del docente de computación, sino también comprensión, compromiso y dedicación de todos.
Y quinto, una obviedad que siempre hay que recordar:
Escribir no es un don ni una mera transcripción del pensamiento. Al contrario, es un trabajo arduo, que pasa por diferentes fases de diseñar el texto, elaborarlo, completarlo, reescribirlo, revisarlo… Y además, es una habilidad que se mejora cuanto más se práctica. Como la lectura.
(1) Lerner, Delia : «La incorporación de las TIC en el aula. Un desafío para las prácticas escolares de lectura y escritura. Entrevista a Delia Lerner», en Goldin, D.; Kriscaurzky, M.; Perelman, F. (2012): Las TIC en la escuela. Nuevas herramientas para viejos y nuevos problemas. México: Océano, 2011, pp. 23-88. La foto de la portada es de diaadia.