Era de esperar que el mundo del libro tuviera una reacción conjunta ante las cifras alarmantes del sector y esta semana la noticia era:
Del texto redactado por Winston Manrique Sabogal destacamos este punto:
Este verdadero SOS del sector surge frente a la inacción o acción deficiente de los diferentes gobiernos ante la falta de políticas adecuadas en educación y fomento de la lectura, el equivocado enfoque más comercial que cultural del propio sector editorial y cierta apatía de la sociedad frente al libro.
Y también estas dos declaraciones de Daniel Fernández, presidente de la FGEE:
No queremos un plan cosmético, sino integral. No queremos solo una campaña en televisión que diga ‘Leer es sano para el cerebro’. Debe ser algo más serio, permanente y acorde a los tiempos de lo analógico y lo digital.
Este es uno de los fracasos de la democracia. Nuestros hábitos de lectura no han crecido de la misma manera que lo han hecho nuestra riqueza y desarrollo.
En este contexto, se utilizan como sinónimos «lectura» y «libro». Pero, ¿lo son?
No podemos resumir en un post las investigaciones, los datos, las líneas de discusión o las sólidas propuestas de políticas públicas que se han realizado recientemente. Pero sí podemos proponer la lectura de algunas de estas investigaciones o propuestas que son imprescindibles para comprender (y tener una opinión fundamentada) sobre estas cuestiones:
- Sánchez Miguel, E. (2010): La lectura en el aula. Barcelona: Graó.
- Cordón García, J.A. et alii (2013): El ecosistema del libro electrónico universitario. Salamanca: Universidad Salamanca.
- Zayas, F. (2012): La competencia lectora según PISA. Barcelona: Graó.
- Igarza, R. (2014): Nueva agenda por el libro y la lectura . Bogotá: Cerlalc.
- Martin-Barbero, J. y Lluch, G. (2011): Lectura, escritura y desarrollo en la sociedad de la información. Bogotá: Cerlalc.
Estos estudios amplían el ecosistema del libro y lo sitúan en el complejo mundo de la lectura, analizan la variedad de formatos, amplían los objetivos y las finalidades de la lectura…
Podríamos ensayar un mapa conceptual para anotar algunas de las cuestiones de ese posible Plan Integral de la lectura:
Como dice Roberto Igarza:
La lectura y el libro no tienen un único futuro. No puede haberlo en la medida en que la oferta, los contextos de lectura y las formas que adopta la demanda representan un universo suficientemente heterogéneo como para ser modelado por un mismo y único paradigma.
En cualquier caso, cuando hablamos de este tema, creo que es importante recordar dos cuestiones fundamentales:
1. La lectura no es gratuita. Hay que pagar para consumir. Porque es necesaria la profesionalización de todo el sector: desde los autores a los correctores, de los diseñadores gráficos a los editores, de los libreros a los mediadores…
2. A todo el mundo no le interesa promocionar la lectura. Tradicionalmente, la lectura ha sido una buena herramienta para la transmisión de ideología; pero ahora hay herramientas más potentes y eficaces de adoctrinamiento. Por lo tanto, no es extraño que determinados actores que tradicionalmente han estado ahí, hace tiempo que ni están, ni se les espera.